Fernando Arellano Ortiz // Buenos Aires.
América Latina ha cumplido un papel de vanguardia en la resistencia contra el neoliberalismo, pero la crisis actual plantea otro desafío: “ocupar un rol de avanzada en la batalla contra el capitalismo. Este sistema es el gran responsable de los descalabros actuales y su continuidad exigirá mayores sufrimientos populares”. Esta es una de las reflexiones que hizo durante el IV Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos organizado por
Frente a ese panorama, fue enfático en señalar que “sólo un camino que posibilite la erradicación de la explotación, el desperdicio y la desigualdad vigentes permitirá contrarrestar la miseria y el desempleo que augura la debacle en curso”.
Aunque si bien explicó que hay un respiro de la crisis capitalista debido al salvataje de los bancos por parte del Estado, por cuanto que gracias a que entre el socorro y el ajuste se encuentran los gobiernos conservadores y socialdemócratas, en Europa y Estados Unidos las conquistas sociales de posguerra se están desmontando, lo cual va a generar depresión y crispación social, pero al mismo tiempo, va a tener repercusiones en los países periféricos. Por ello, afirma, "este sendero exige adoptar medidas antiliberales y anticapitalistas”.
Explicó que ante el gran temor que genera la crisis, los países desarrollados buscan el respaldo de una potencia militar como Estados Unidos, “por eso ha logrado mantener la supremacía el dólar, no obstante la economía norteamericana va en picada”.
Por esa razón, agregó, los países que están atados a Estados Unidos como México, Colombia, Perú, en Suramérica, y algunos centroamericanos, tienen más problemas para enfrentar la crisis, mientras que los que diversifican su comercio pueden salir adelante.
Las naciones que giran en torno de Washington han determinado en los últimos años reprimerizar sus aparatos productivos, apostando a la minería y a las materias primas, con lo cual, sostiene Katz, se vuelve a la dependencia, generando pobreza y consolidando clases dominantes.
Tres proyectos políticos en América Latina.
Desde la óptica de este científico social argentino, en la actual coyuntura socioeconómica y política de América Latina se pueden caracterizar tres proyectos:
1.- Libre comercio y dependencia norteamericana, el cual lo promueve Estados Unidos y se destaca por el impulso de los TLC y el accionar de gobiernos represivos. A través de sus aliados en Latinoamérica, Washington busca recuperar el terreno perdido en el ámbito comercial frente a España, otros países europeos y China. Este es un proyecto reaccionario que se caracteriza por la continuidad de las políticas ortodoxas en lo económico, los golpes de Estado y la manipulación de los grandes medios de comunicación, en lo político. Sin embargo, no tiene la frontalidad del neoliberalismo de los años 90.
2.- Regionalismo – capitalismo. Se caracteriza por la heterodoxia en lo económico y el impulso de la integración regional a través de Mercosur. Este proyecto está liderado por la burguesía brasileña. Su propósito apunta a consolidar a Brasil como subpotencia regional, logrando mayor autonomía pero al mismo tiempo, manteniendo la asociación con Estados Unidos. En este proceso se encuentra comprometida también la clase dominante de Argentina pero haciendo énfasis en un neodesarrollismo.
3.- Cooperación antiimperialista. Su propósito es el de obtener mayor redistribución económica en los países y avanzar en profundas reformas sociales. De este proyecto hacen parte los países de
Los pueblos latinoamericanos requieren un curso de emancipación
En entrevista con POLO, Katz hizo un pormenorizado análisis del momento socioeconómico de la región.
Claudio Katz, un destacado profesor de
Aunque algunos sectores en América Latina ven como positiva la irrupción con fuerza de China en el plano económico y comercial en la región, usted ha señalado que no hay que ser muy optimistas porque el gigante asiático también tiene vocación hegemónica…
Yo digo que hay que ser cuidadosos con las ingenuidades y con el optimismo a ultranza. Es interesante que América Latina esté diversificando su comercio internacionalmente, ese es un dato importante porque obviamente cuanto mayor es el espectro de países con los cuales comerciamos menos dependientes somos de lo que ocurre en el centro de las naciones más importantes. Pero hay que tener cuidado en esta diversificación con dos problemas: China se está convirtiendo en una potencia económica de peso no en América Latina sino en todo el mundo, como acreedor y como exportador mundial, está adquiriendo ahora incluso porciones de bancos de los países desarrollados y tiene una estrategia muy agresiva en el plano comercial, financiero e industrial, además tiene la prioridad de concertar en este continente y en África buenos negocios de adquisición de materias primas como alimentos, minerales y petróleo a buen precio. Ciertamente, lo que resulta conveniente para el comprador no resulta conveniente siempre para el vendedor, si el perfil comercial de América Latina con China repite el perfil tradicional que tuvimos con Europa en el siglo XIX y con Estados Unidos en el siglo XX, vamos a ser proveedores de materias primas sin elaborar, y al cabo de un periodo nos vamos a quedar con poca minería, con poca agua, con pocos recursos petroleros y alimenticios, y sin ningún grado de desarrollo industrial, entonces, ojo con este problema. Esta es la principal alerta, porque de lo contrario puede haber una idea equivocada de lo que es China, esto se verifica primero en el tipo de inversiones que tiene esta nación. Cuando viene a países como Perú y Argentina establece términos de inversión que son como mínimo exactamente iguales a los que establece cualquier inversionista extranjero, asegurándose condiciones de rentabilidad, de bajos impuestos, de subsidios, y en segundo lugar, es muy agresivo en exigir condiciones de libre comercio y de garantía de colocación de sus productos manufactureros y esto es mortal para la industria latinoamericana que obviamente no puede competir con un país como China que cuenta con bajísimos salarios.
¿Nada halagüeño ese panorama?
Claro, porque el efecto final de esto es poco empleo, precariedad laboral, mayor desigualdad social, obstáculo en la industrialización. Yo simplemente hago esta advertencia para que estructuremos la política económica en función de las prioridades y las necesidades de nuestros pueblos en la región.
Cambiemos de tercio. Hace un año en una conferencia que dictó en Quito señaló que había que tener prevención con la también vocación hegemónica de Brasil en América Latina. Hasta el momento no se ha podido poner en marcha el Banco del Sur por las trabas que viene poniendo el gobierno de Planalto. ¿Cómo analiza esta situación?
A otro nivel para establecer claramente diferencias con China, Brasil es de los países intermedios, medianos, que están ascendiendo pero no tiene ni una historia, ni una capacidad de dominación ni de influencia como la que tiene la nación asiática o como la que tienen Rusia o
Frente a ese análisis, ¿lo que queda como una luz al final del túnel son experimentos integracionistas como
Sí, creo que seguimos globalmente en un momento positivo para la región porque tengamos en cuenta que lo que está ocurriendo es el resultado de fuertes rebeliones que sacudieron a América Latina hace varios años atrás y su eco está influyendo en todo el hemisferio. Voy a dar un ejemplo, en Europa hay crisis y hay ajuste, en Estados Unidos igual, en América Latina es más difícil que se haga porque hay una memoria en la clase dominante de lo que ha sido la gran resistencia popular que está teniendo nuevos actores y nuevos centros de escenario. Tenemos en la región dos luces de optimismo: una es que siguen avanzando los ensayos de proyectos antiimperialistas radicales como el ALBA, y otra,
¿Las políticas de amplio calado social que se han puesto en marcha en los países latinoamericanos con gobiernos progresistas, se quedan en asistencialismo o han logrado avanzar en la mejoría de la redistribución de la riqueza?
Es que hay que distinguir. El nivel de asistencialismo del Estado hacia las mayorías hay que verlo siempre como una conquista popular, no como una prebenda. En la crítica que muchos hacemos a los gobiernos de centroizquierda no podemos caer en el extremo de no observar que es importante que buena parte de los recursos del Estado estén dedicados a los sectores populares. En esto hay dos grandes problemas: el primero es que se congela una situación de desigualdad estructural del ingreso y del empleo. Cuando a través de Bolsa familia en Brasil, o el Ingreso universal a la niñez en
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