Cuidado.- El gineco-obstetra Mario Lama denunció que una gran cantidad de productos farmacológicos se venden en el mercado nacional sin ningún tipo de regularización, y que se apoyan en masivas campañas publicitarias.
Y lo que es peor, entiende el conductor de
Lama afirmó que en República Dominicana se está estableciendo un negocio muy lucrativo con medicamentos del que no se conoce quiénes son ni dónde están, pero que anuncian diferentes productos que sirven, por ejemplo, para bajar de peso y para la eyaculación precoz, pero que cuando alguien lee las indicaciones de uso de “X” medicamento no te dicen cuál es la sustancias que contiene o a qué laboratorio pertenece.
Mario Lama dice que tampoco hablan del número de registro industrial ni quién o quiénes los distribuyen, pero que los ciudadanos tienen la confianza de consumirlo por el simple hecho de que sean publicitados en un medio de comunicación.
Sin embargo, el especialista entiende que es importante conocer qué tipo de producto médico es, qué sustancias tiene, conocer si está aprobado y cuáles son los soportes de dicho medicamento.
Observó que muchos medicamentos también tienen las indicaciones en inglés, un idioma muy poco conocido por los dominicanos, en especial, los más adultos.
Dijo que no sabe si son malos, pero que tampoco puede afirmar si son buenos, porque no conoce el registro.
El ginecólogo advierte de graves consecuencias del consumo inadecuado de antibióticos, como la resistencia bacteriana y reacciones adversas a los propósitos que busca al comprar un medicamento.
Las leyes del país criminalizan la producción y venta de medicamentos adulterados, al tiempo que ordenan “la clausura temporal o definitiva de un establecimiento” que se dedique a esta práctica ilegal.
El artículo 3 de
Igualmente, agrega que las autoridades confiscarán “y si es necesario, destruirá o incinerará los productos deteriorados, adulterados, contaminados, vencidos, falsificados y los que sean descriptos falsa o erróneamente”.
El doctor Lama citó que en otros países es más eficiente la publicidad farmacológica, ya que publican hasta los efectos secundarios que producen esos medicamentos.
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