Puerta Plata // Sacando Melao.En los inicios de la sociedad dominicana, eran muy pocos los casos de homosexualismo y cualquiera que era o aparentaba ser de este tipo de persona representaba un objeto de burla y de asombro.
En estos últimos años este grupo de desenfrenados y depravados van hallando aliados y tomando fuerzas en su empeño de aportar a sus deseos malvados, trayendo costumbres legalizadas de otros países en los que se le ha dado la espalda a Dios y a Su Palabra. Podemos ver el ejemplo de la manifestación gay que hubo en Santo Domingo, donde se enfatizaba la frase “Orgullo gay”, actividad para la cual ellos dijeron haber obtenido todos los permisos legales.
Con hechos como este lo único que se logra es provocar la ira de Dios, tal como sucedió en el pasado como se relata en Génesis Cap. 6 y 7 cuando Dios decidió destruir al hombre y su hábitat con el diluvio, a estos actos de violencia Dios respondió con juicio, erradicando así a la humanidad de entonces de la faz de la tierra. Esa misma condición es la que vemos mas adelante en el cap. 19 donde Dios hizo descender fuego del cielo y consumió las Ciudades de Sodoma y Gomorra a raíz de estas aberraciones.
Hebreos 13:8 nos dice que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Unos días atrás leímos en la prensa nacional un supuesto de que la Junta Central Electoral estaba alarmada porque en Samaná y en otro pueblo habían casado parejas de un mismo sexo. Creemos que la Junta Central Electoral debió aplicar los rigores de lugar a los que violaron las leyes y no solo publicarlo para cubrirse.
El pueblo dominicano debe evaluar bien a quien le dará sus votos para no contribuir con aquellos que estén en contra de la Palabra de Dios y de las buenas costumbres de nuestro país, pues los que se suponen que deben poner freno a las inmoralidades no lo hacen por ser los primeros en no tener en cuenta a Dios y a Su palabra.
En nombre del pueblo evangélico y del Señor Jesucristo, con el respaldo de la Palabra Sagrada de Dios, decimos no a la inmoralidad sexual en todas sus vertientes, no al matrimonio de un mismo sexo, no al lesbianismo, no a la homosexualidad.
Tenemos que decir que lo que es orgullo para los que practican este tipo de aberraciones y actos desenfrenados, para Dios y Su Palabra y para nosotros los creyentes en El; es una vergüenza y una razón por la cual rogar a Dios por la protección de nuestro país.
Rev. Sixto Muñoz
Pastor
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