Hipólito y Abinader pactan; le promete llevarlo de Vice.
8 de diciembre 2010 El Caribe.
El ex presidente Hipólito Mejía y Luis Abinader suscribieron un pacto mediante el cual el primero le concede al segundo la candidatura a la vicepresidencia de la República, en caso de ganar la convención en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El acuerdo entre Mejía y Abinader, además del compromiso a futuro de la candidatura vicepresidencial, incluye un plan de gobierno sobre una propuesta programática y un proyecto de Nación.
El convenio será revelado al país el próximo domingo, durante un acto previsto para las diez de la mañana, en el hotel Dominican Fiesta.
El instrumento mediante el cual se formaliza la alianza entre Mejía y Abinader fue refrendado por los dirigentes de las dos corrientes.
El acto del domingo está previsto dentro de un ritual formal.
Se trata de un encuentro de dirigentes, sin presencia masiva. La idea es llevar al país el mensaje de que se trata de un acuerdo “serio”, para profundizar el posicionamiento del ex presidente Mejía. Será transmitido en vivo por una cadena de radio y televisión.
La apuesta de Hipólito. El aspirante presidencial Mejía, que lanzó sus aspiraciones a la candidatura del PRD este año, con una precaria aprobación popular, se ha visto repuntar en los últimos meses. La decisión de comprometer a futuro la candidatura vicepresidencial si gana la convención, se fundamenta en una apuesta del equipo del Proyecto República Dominicana (PRD) a la juventud de Abinader.
Otra fortaleza que le reconocen es su condición de empresario joven, miembro de una familia perredeísta, sin sombras del pasado.
También en lo que representa como tercera fuerza en el partido blanco, reconocido en la mayoría de las encuestas, aún en algunas independientes, en las que aparece con algún nivel de apoyo. Cuenta con estructuras propias a nivel nacional, que le permite operar como una tendencia.
El impacto del acuerdo. El pacto entre Abinader y Mejía impacta el espectro político en el propio PRD y el país. Ocurre en un momento en que los perredeístas han logrado ponerse de acuerdo. Después de múltiples dificultades completaron la comisión organizadora de la convención, con representación de todas las fuerzas y ratificaron el 6 de marzo para su celebración.
La campaña interna quedó oficialmente abierta. Los perredeístas enviaron un mensaje de unidad al país y establecieron reglas de juego no escritas y un clima de confianza que aparentemente permitirá la celebración de la convención.
aprobada a unanimidad. La medida, sin que nadie la presionara, coronó el ambiente que posibilita un proceso interno que genera confianza entre los actores.
Hipólito y Miguel Vargas
Con el acuerdo entre Mejía y Abinader se deslindan los campos. Dos grandes competidores en escena y una manifiesta polarización de fuerzas. Vargas Maldonado se ha colocado como el candidato a vencer.
Encabezó la boleta blanca en las elecciones presidenciales de 2008, en las que perdió del presidente Leonel Fernández. Derrotado en un ambiente en el que denunció uso abusivo de los recursos del Estado, logró en cambio un impresionante desempeño, al lograr un 41 por ciento de las votaciones.
En las pasadas elecciones congresuales y municipales, si bien el PRD tuvo un desempeño aceptable, sus contrarios le encararon por los resultados que impidieron a ese partido lograr una curul en el Senado.
Si bien fue el partido más votado, los resultados concretos llevaron a sus contrarios a atribuir a su gestión partidaria la causa de la derrota. A Mejía en cambio se le señala como el sepulturero del PRD, cuando en su intento por reelegirse en el poder obtuvo un pírrico 32%.
En la lucha por la nominación presidencial tratan de atraerse los votos, en una carrera en la que se pelea palmo a palmo y hombre a hombre. Mejía se ganó a Ramón Alburquerque, acérrimo de Vargas; Vargas se agregó a Eligio Jáquez, un viejo pupilo de Mejía.
También se ganó a otros dos hipolitistas, Aníbal García Duvergé y Máximo Castillo Salas. Además, atrajo a Jesús Colón, miembro de una familia tradicional perredeísta, pero con escasa representación orgánica.
Todo apunta a que el PRD se encamina a una fuerte lucha, con la mayoría de los obstáculos institucionales vencidos. El resto está por verse.
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